alcanzar unos objetivos determinados.
Un buen entrenamiento pretende adaptar el organismo a una situación determinada. El entrenamiento no pretende acostumbrar al individuo a un tipo de esfuerzo, sino que pretende
alterar el equilibrio metabólico y con el fin de que el organismo reaccione y genere los recursos
suficientes para adaptarse y hacer frente a nuevos desequilibrios o «agresiones» que puedan sucederse. Por ejemplo, si en una excursión pasamos frío, lo lógico es que en la siguiente nos equipemos mejor.
El organismo reacciona de manera similar. Si un día hacemos un esfuerzo que provoca una
fatiga determinada, el organismo alterará sus constantes metabólicas en previsión de que
nuevos esfuerzos similares no le causen tanto desequilibrio.
Si no se produjesen estas adaptaciones, entrenar sería absurdo, puesto que al finalizar
un esfuerzo se provoca una fatiga y la capacidad física del individuo es mucho menor. El secreto o la gracia del entrenamiento es que, pasado un tiempo de recuperación, no sólo se alcanzan
las condiciones iniciales, sino que se mejoran.
El organismo reacciona frente al esfuerzo. Tras el descanso el nivel físico aumenta por encima de los índices iniciales.
Objetivos, medios y perfil del deportista
En todo proceso de entrenamiento hay que plantearse unos objetivos a alcanzar. El ser humano puede adaptarse a un número ilimitado de situaciones, pero el entrenador debe conocer los objetivos que se persiguen en cada etapa de la vida del deportista con vistas al objetivo final.
Es demasiado habitual observar programas de entrenamiento carentes de unos objetivos a
corto y medio plazo acordes con objetivos finales. Se realizan entrenamientos sin un fin
concreto o que no guardan relación causa a efecto con lo que se quiere alcanzar.
Propongo un ejercicio de reflexión, analizar los últimos entrenamientos a los que habéis
sometido a vuestros atletas y respondeos: ¿Qué objetivo esperabais alcanzar con aquellos
entrenamientos? ¿Qué razón os ha empujado a realizar aquellas tareas y no otras? ¿Por qué
habéis hecho aquellas repeticiones y no otras? Si todos los atletas son diferentes, ¿por
qué han realizado las mismas actividades? ¿Se podría conseguir los mismos fines realizando entrenamientos diferentes?
Cuando la magnitud del estímulo sobrepasa los límites o umbral que puede tolerar nuestro
organismo, o cuando es muy insignificante, no provoca efecto alguno.
Cada estímulo nos afecta de forma diferente. Los principios de entrenamiento nos ayudarán a
comprender su forma de aplicación.